Proponerte hacer limpieza general en casa puede hacer que te encuentres con muchas cosas de las que ya ni te acordabas y que, seguro, no volverás a tener que utilizar nunca más. Algo necesario cuando lo que se necesita es ordenar cajones, armarios y todo lo que se tenga por medio y que, además, hará como si el espacio naciera de la nada. De esta forma, mucha ropa que ya no uses o artículos y objetos pasados de moda pasarán a una nueva vida, dejando hueco para conversar otras cosas más actuales. Sin embargo, si consideras que todavía no ha llegado el momento de realizar esa limpieza en profundidad, echa un vistazo a estos 50 artículos que deberías tirar si tienes en casa y te darás cuenta de que esta lista está hecha, sí o sí, para ti.
Lista de objetos y cosas innecesarias
- Móviles antiguos. Sabes de sobra que nunca más vas a volver a utilizarlos y, aún así, esa voz interior continúa diciéndote que los guardes, "por si acaso"... Libérate de ellos, conseguirás espacio en tus cajones.
- Tu viejo discman. Un recuerdo muy ligado a tu infancia pero del que ya ni te acordabas. Los discos han quedado relegados a un uso exclusivo para los viajes en coche (y ya, prácticamente, ni eso...).
- CDs de música. Por supuesto, aquellos que sepas que no vas a volver a escuchar más o de los que, incluso, te avergüenzas haber escuchado alguna vez...
- Cables y cargadores. De los cuales, a veces, desconoces hasta su procedencia.
- Apuntes del instituto/universidad. No vas a volver a utilizarlos. Así que, a no ser que te guste conservar recuerdos porque sí o creas que pueden servirte de algo en un futuro, tíralos.
- Revistas y periódicos antiguos. Ahorrarás espacio y tiempo buscando lo que quieras leer, aunque sea de hace años, en Internet.
- Ordenadores de mesa viejos. ¿Acaso recuerdas como se usaban? Además de que puedes tirarte esperando un día entero hasta que se encienda...
- Agendas de años anteriores. Ese afán por coleccionar las agendas de años anteriores te hace incluso encontrarte ¡con recuerdos del 2006!
- Entradas de conciertos.
- Tickets de compra. El síndrome de la cartera o 'la cajita de los tickets' repletos de tickets... Tira al menos los que no te sirvan y conserva aquellos de los que puedas descambiar sus productos.
- Facturas pasadas. Y ya pagadas, por lo que poco te servirán para un futuro.
- Películas VHS. ¿Melancólicas? Mucho. Pero ya no volverás a verlas nunca más en este tipo de formato.
- Libros del instituto/universidad que ya no usas. Seguro que ni te acordabas de ellos y, de pronto, aparecieron en el fondo de uno de tus cajones.
- Mochilas viejas. De cuando entrenabas algún deporte, de las actividades extraexcolares, del colegio, instituto... Olvídate de conservar este tipo de "reliquias".
- Mapas e información de viajes. No sabemos por qué pero siempre que viajamos acabamos volviendo a casa con miles de papeles, tickets de transporte y muchos, muchos mapas, los cuales acabamos conservando siempre. Piensa que podrás buscar todo lo que te pueden aportar en Internet o, en su defecto, volver a coger un mapa de dicha ciudad si vuelves a visitarla.
- Coleteros usados. Y prácticamente rotos, con un aspecto bastante desagradables... ¡Terminantemente prohibido volver a usarlos!
- Cremas del cuerpo caducadas, y que nos damos cuenta de ello cuando volvemos a echar mano de ellas más de 2 o 3 años después.
- Muestras de cremas y perfumes, de esas que nos dan en revistas, comercios o que nosotros mismos encontramos en revistas.
- Planchas del pelo antiguas. Y que guardas con miras a utilizarlas por si las tuyas actuales se estropean, pero que cuando eso ocurre acabas comprándote unas nuevas...
- Maquillaje y pintauñas secos. ¡Inutilizables!
- Ropa vieja. Ya es hora de que te deshagas de aquellos modelitos que nunca JAMÁS volverás a ponerte.
- Zapatos que no usas. Y que seguramente estén pasados de moda o no te valgan.
- Calcetines desparejados. Nunca volverás a encontrar la otra pareja de tu calcetín, así que aprovecha para comprar algunos nuevos.
- Ropa interior rota, además de desgastada y fea.
- Exceso de botones, de los que algunos, además, desconoces hasta su procedencia...
- Cintas de casette, que tampoco vas a volver a utilizar nunca más.
- Invitaciones de boda, a las que ya has ido y ya no hace falta que recuerdes ni el lugar ni la hora del convite.
- Propaganda, a la que también puedes recurrir siempre que quieres en Internet (ya sea para pedir pizzas, arreglar cualquier tipo de avería en casa...)
- Guías telefónicas, que nunca supiste utilizar en su tiempo y que tampoco vas a necesitar ahora.
- Recuerdos tristes. Y si son tristes, mejor no tenerlos al alcance, para intentar siempre encontrar y ver aquello que nos hace más felices.
- Fotos con personas a las que no se quiere recordar. No las necesitas en absoluto...
- Tarjetas de fidelidad, de todas las tiendas que puedes llegar a imaginarte y que nunca utilizas...
- Cámaras de fotos antiguas. De las de carrete...
- Bolis y rotuladores secos, que muchas veces comprobamos si pintan o no y que, inconscientemente, volvemos a guardalos.
- Bolsas, bolsas y más bolsas, dentro, cómo no, de la madre bolsa.
- Botellas de plástico vacías. Abras el armario que abras, ahí están. A partir de ahora, intenta sustituir las botellas de plástico por otro tipo de material sostenible con el medio ambiente.
- Exceso de velas. Te encantan las velas y siempre, allá donde vayas, acabas haciéndote con unas cuantas para perfumar tu casa o tu habitación. Hasta que te das cuenta de que tienes para todo un año...
- Y también mucho exceso de 'tuppers'. Porque de cualquier cosa se acaba creando un 'tuppers', hasta que pierdes el control y tu armario de los 'tuppers' se desborda.
- Vajilla rota, y que ya es hora que cambies.
- Utensilios de cocina duplicados. Pon un poco de orden a tu cocina e intenta quedar con uno de cada.
- Perchas viejas, de tiendas, de la tintorería... Y muchas de ellas, incluso, debido a la mala calidad del material, acaban estropeando tu ropa.
- Juegos rotos, que guardas porque te recuerdan a tu infancia pero que, muy a tu pesar, deberías jubilar ya.
- Envases y cajas vacías, que algún día guardaste con un propósito pero que tampoco has tenido que utilizarlos nunca.
- Souvenirs de viajes. Sí, aquellos que, en el momento en el que te los regalaron, consideraste feos y guardaste por respeto. ¡Ya puedes tirarlos!
- Cosas rotas pendientes de arreglar, que nunca tienes tiempo de arreglar y que seguirán rotas por siempre...
- Puzzles incompletos. Puede que sea uno de tus favoritos, pero guardarlo a falta de pieza... No tiene sentido.
- Imanes, muchos imanes... Haciendo que casi ni se vea el color de tu nevera. Haz limpia, la necesitas, y desecha aquellos destinos duplicados.
- Vasos de Nocilla, que forman parte de todas las vajillas de nuestra adolescencia... También ha llegado su momento...
- Jabones de hoteles, que guardas para cuando viajas, pero que cuando viajas acabas encontrándote con más jabones... La pescadilla que se muerde la cola.
- DIY sin terminar. Aquellas creaciones que comenzaste en tus momentos de mayor inspiración y que tampoco has terminado nunca. Es hora de darles salida... tirándolos.