Todos hemos sufrido alguna vez en nuestra vida una pesadilla. Nos hemos despertado a mitad de la noche angustiados por una retorcida historia que lo más profundo de nuestro subconsciente ha decidido crear. Cuando éramos pequeños, podíamos atravesar corriendo el inmenso pasillo que separaba nuestra habitación de la de nuestros padres, pero una vez adultos, nos toca enfrentarnos solos a estos oscuros sueños.
Existen trucos y consejos de todo tipo que aseguran ayudar a eliminar las pesadillas de nuestra mente, como cenar poco o hacerlo unas dos horas de irse a dormir. Pero, sin duda, los atrapasueños son los instrumentos más conocidos entre la población que prometen proteger nuestra mente de los pensamientos negativos cuando somos más vulnerables. Estos amuletos funcionan como un imán de los terrores nocturnos, atrapándolos justo antes de que nos invadan la cabeza.
A pesar de ser uno de los talismanes más extendidos por el mundo, son muchas personas las que todavía desconocen su origen, la leyenda asociada a ellos y los usos que se les puede dar a los atrapasueños. Lo cierto es que estas reliquias están presentes en diversas culturas y civilizaciones, y cada una de ellas le ha asociado un fin concreto que se diferencia al que la han dado las otras. En cualquier caso, sí que se conoce que fue una tribu nativa americana la que comenzó a popularizar la utilización de estos amuletos.
Un poco de historia
EL pueblo indígena de los Ojibwa, situado en Ontario, Wisconsin y Minnesota, ha venido utilizando los atrapasueños desde tiempos inmemorables. Fue a partir de la década de los sesenta, con el auge del turismo en estas zonas de América del Norte, cuando la tribu comenzó a comercializar con ellos y a venderlos como herramientas útiles para descansar mejor por la noche. El producto gustó tanto que las transacciones aumentaron rápidamente, y en pleno auge la hegemonía estadounidense, el talismán en cuestión se popularizó por todo el mundo.
Los Ojibwa fueron criticados por las otras tribus nativas, que entendieron la comercialización de este elemento sagrado como una profanación de su cultura. Para ellos, los atrapasueños tenían una connotación mística y mágica, muy ligada a la espiritualidad y a la naturaleza, mientras que los turistas solo se hacían con ellos porque les parecían bonitos y los utilizaban como elementos de decoración. Estos clanes no se equivocaron y a día de hoy los amuletos se fabrican en serie como un producto más con el que comercializar en la sociedad capitalista que tanto se diferencia de la cultura amerindia.
La leyenda de los atrapasueños
El término atrapasueños proviene de su traducción literal de 'dreamcatcher', un vocablo inglés con el que los nativos vendían el producto. Sin embargo, en la lengua propia de los Ojibwa, 'asabikeshiinh' era el concepto con el que se referían al amuleto. Significa araña, y lejos de tener una connotación negativa, esta palabra está muy ligada a la mágica leyenda a la que se asocian estos talismanes. Según cuenta la tradición, una bella mujer llamada Asibikaashi se encargaba de velar por el bienestar de toda criatura viva en este planeta. Ella se inclinaba sobre las cunas de los recién nacidos para tejer sobre ellos una fina y fuerte telaraña que atrapaba entre sus redes toda energía negativa que intentara hacer daño al pequeño.
Con los primeros rayos del sol del alba, todo lo malo se desvanecería y quedaría solo lo bueno. De esta forma, las redes del atrapasueños pretenden también atrapar todo aquello que pueda perturbarnos o causarnos algún daño, mientras que lo bueno desciende por las plumas hasta llegar a nuestra cabeza, colmando nuestro ser de energía positiva. Los amuletos tradicionales estaban fabricados con hebras de ortigas y madera de arce, pero actualmente se emplean materiales de todo tipo que permiten abaratar su coste para extender su uso como elemento de decoración.
Decoración con atrapasueños
Aunque en su origen esta no fuera la función principal del amuleto, lo cierto es que su aspecto vistoso y original lo hace muy adecuado para aportar un toque diferente a nuestra vivienda. Además, aunque se haya perdido un poco de esa ancestralidad que poseía, todavía hoy sigue guardando ese vínculo con lo sobrenatural y lo oculto, impregnando nuestro hogar con una delicada pincelada de misticismo. Con un poco de creatividad, las posibilidades para incluir el atrapasueños dentro de nuestros ornamentos de decoración pueden ir mucho más allá de colocarlo sobre la cama para que aleje las pesadillas.
Por ejemplo, puedes olvidarte de los cuadros y utilizar un atrapasueños de gran tamaño para cubrir tus paredes. Irá genial sobre el sofá o la televisión, y dará a tu vivienda un toque étnico y multicultural. Además, si tienes las ventanas abiertas, las plumas se moverán de un lado a otro y serán una buena vista para contemplarlas y relajarse con su ir y venir. Si tienes muchos talismanes pequeños, puedes atarlos a pequeños cordeles de diferentes tamaños y colores para colgarlos del techo, sin que lleguen a chocar con las cabezas. De este modo, parecerá que en la habitación se está produciendo una auténtica lluvia de atrapasueños y, una vez más, mirar hacia arriba y observar su oscilación se convertirá en la mejor forma de encontrar la paz y descansar.