El tabaco es una de las prácticas más defendidas y, a la vez, más odiadas por la mayor parte de la población. Su consumo no admite posturas intermedias y, si bien hace unos años gozaba de una amplia popularidad convirtiéndose así en un símbolo de rebeldía y de entrar en la edad adulta, ahora esto ha cambiado. En los últimos tiempos han crecido las iniciativas y medidas que restringen el uso del tabaco fundamentalmente por dos motivos: por un lado, las graves consecuencias que genera para la salud de las personas y, por otro lado, la problemática que supone para el Medio Ambiente.
Todavía son muchos los que piensan que el impacto del tabaco sobre nuestra atmósfera y el paisaje que nos rodea no es tan fuerte como el que se transmite, pero lo cierto es que están equivocados. Tal y como ha confirmado la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un estudio reciente, la fabricación de casi 300 cigarrillos es posible gracias a la tala de mínimo ocho árboles. Lo cierto es que este es tan solo un ejemplo de los múltiples que existen y de los que numerosas instituciones y organismos se han valido para concienciar a la población acerca de los peligros del tabaco.
El tabaco tiene grandes consecuencias en quien fuma y los que lo rodeanEl riesgo para tu salud
El tabaco es actualmente una de las principales causas de fallecimiento, según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. Y lo cierto es que su consumo conlleva también el consumo de múltiples sustancias como arsénico, berilio, cromo, níquel o polonio que son altamente peligrosas para el organismo. El cáncer es la principal vía por la que suelen manifestarse los perjuicios del tabaco para nuestra salud. Si bien el de pulmón es el más extendido y el que se suele asociar inmediatamente al uso del tabaco, lo cierto es que en los últimos tiempos ha crecido el número de personas que han desarrollado cáncer de esófago, laringe, boca o garganta.
No obstante, los fumadores no son los únicos perjudicados por el tabaco, sino que los llamados fumadores pasivos también sufren las consecuencias derivadas de esta sustancia y, sin embargo, sin consumirlo directamente. En su caso suele manifestarse a través del cáncer de pulmón o de una irritación de las vías respiratorias que, en muchas ocasiones, desencadena también en un bloqueo de los vasos sanguíneos que dificulta el funcionamiento del corazón. Además, a estas hay que sumar la aparición de nuevas dolencias como la diabetes. Es decir, si bien una persona fumadora desarrolla una mayor tendencia a sufrir esta enfermedad, lo cierto es que los consumidores pasivos también pueden generar una resistencia a la insulina como consecuencia de la toxicidad de los humos derivados del tabaco.
En los últimos años han aumentado los casos de cáncer en zonas del sistema respiratorioLejos de las enfermedades mencionadas, son también otros muchos los problemas derivados del tabaco, como por ejemplo los de tipo estético. La piel es una de las partes del cuerpo más afectadas, pues se reseca y se vuelve proclive a la formación de arrugas a una edad muy temprana, además de que complica la cicatrización de heridas. Y es que, entre un fumador y un no fumador, la probabilidad de que un rasguño no se cure adecuadamente es tres veces mayor.
Ahora bien, a las complicaciones en la piel hay que sumarle los que se generan en los dientes, pues estos se llenan de manchas y se vuelven proclives a la generación de caries y otras enfermedades bucales que, a la larga, pueden desencadenar en cáncer u otras de tipo periodontal como la separación o debilidad de los dientes, flemones o el mal aliento.
El Medio Ambiente no es ajeno al tabaco
Como hemos podido comprobar, los problemas en nuestro estado de salud derivados de fumar son muy numerosos. No obstante, la salud no es lo único que se ve agravado por el tabaco, sino que, indirectamente, también los sufrimos por otra vía: el impacto sobre el Medio Ambiente.
El medio ambiente se está viendo muy afectado por los componentes del tabacoY es que, según numerosos estudios, las colillas que tiran al suelo los cerca de 500 millones de fumadores mundiales se traducen en toneladas de basura que sobre todo perjudican a las zonas marítimas. Pero eso no es todo, sino que por ejemplo los filtros de los cigarrillos están hechos de un tipo de plástico denominado acetato de celulosa que resulta ser un material muy contaminante y, por ello, tarda más de diez años en descomponerse.
A ello hay que sumar la contaminación del aire que cada fumador emite con un cigarrillo, pues son muchas las emisiones de gases, además de otros componentes contaminantes los que se expanden cada vez que se consume tabaco. Ahora bien, si antes hemos mencionado lo peligroso que resulta para el Medio Ambiente el material del que están hechos los filtros, no menos lo son el resto de componentes del cigarrillo. Así destacan la nicotina o el alquitrán, dos sustancias con cero degradabilidad que incluso libera más toxicidad de lo que pueden llegar a hacerlo las emisiones de los automóviles.
