Si hablamos de los electrodomésticos que más se utilizan en un hogar podríamos nombrar el horno, el microondas o el lavavajillas. A pesar de que aún hay casas que no cuentan con un lavaplatos, lo cierto es que cada vez más personas optan por instalar uno en su casa para evitar tener que lavar la vajilla sucia a mano. Y es que, siendo sinceros, hay que darle las gracias a este invento por hacernos el trabajo sucio después de una celebración familiar o una fiesta con los amigos. Sin embargo, una de las claves para usar un lavavajillas es saber cómo colocar los platos, cubiertos y vasos de forma que se pueda aprovechar al máximo el espacio.
Una de las primeras cosas que hay que saber a la hora de sacar todo el partido al lavavajillas es qué se puede meter en él y que no. La cristalería y la mayoría de las vajillas, así como la cubertería y los pucheros, se pueden meter sin ningún problema en él. Sin embargo, los útiles hechos de madera, de plástico o de porcelana delicada es mejor lavarlos a mano para evitar disgustos. En todo caso, lo mejor es comprobar la etiqueta del utensilio si tenemos dudas. Una vez tengamos claro qué puede lavarse en el lavavajillas y qué no, llega el momento de colocar todo de forma que podamos hacer un buen uso del espacio.
Todo utensilio tiene su lugar
Cada lavavajillas es un mundo, ya que algunos tienen tres bandejas en vez de dos o un espacio en la parte superior para los cubiertos en lugar de un pequeño cesto en la parte inferior. En todo caso, los platos, cacerolas y recipientes menos delicados deberán ir colocados en la bandeja inferior, ya que es la parte en la que más calor se genera y donde recibirán el agua con mayor presión. Normalmente, los platos más grandes se colocan en la parte trasera, ya que suelen ser los que más se utilizan y por lo tanto habrá un mayor número de ellos. En cuanto a los platos de postre y soperos, éstos se colocan en la parte delantera. Su lugar será fácil de reconocer, y es que el sitio destinado a colocar los platos hondos suele tener los separadores a más distancia unos de otros para que éstos quepan perfectamente y no tengan que ser metidos a presión.
En cuanto a la vajilla más delicada como los vasos y copas de cristal, las tazas o los cuencos, éstos deben colocarse en la bandeja superior. Hay algunos lavavajillas que tienen unas pequeñas solapas en la parte de arriba, en ellas se pueden colocar recipientes pequeños y poco hondos, pero hay que tener mucho cuidado al abrir el lavaplatos porque hay ocasiones en las que estos cuencos se dan la vuelta durante el lavado y acumulan agua sucia que puede caer sobre el resto de la vajilla recién lavada. También hay que evitar amontonar los vasos y cuencos, ya que sino el agua y el jabón no entrará perfectamente en ellos y se quedarán a medio lavar.
Los accesorios son muy importantes
También hay que prestar mucha atención a la colocación de los cubiertos. En el caso de que nuestro electrodoméstico tenga un espacio reservado para ellos en la bandeja superior, tan sólo deberemos tener cuidado de colocar las cucharas bocabajo para evitar que se acumule el agua sucia en la zona cóncava y que luego ésta pueda caer sobre otros utensilios. En cambio, si nuestro lavavajillas tiene un cesto especial para cubiertos en la bandeja inferior, deberemos procurar colocar los cuchillos, cucharas y tenedores con el mango hacia abajo para permitir que el agua aclare perfectamente los restos de comida. Todo lo contrario ocurre con las cucharitas de postre y de café, pues en su caso es recomendable colocarlas hacia abajo. Esto se debe a que su mango suele ser muy fino y si éste se colase por los agujeros del cesto podría llegar a tocar las aspas de lavavajillas, obstaculizándolas y pudiendo llegar a estropear la máquina. Otro consejo es colocar todas las cucharas juntas en el mismo compartimento, al igual que los tenedores y cuchillos; de esta forma será más fácil colocar los cubiertos en el cajón una vez estén limpios.
Otros utensilios que se pueden meter en el lavavajillas son tijeras, espumaderas, pinzas, paletas... que se pueden colocar en cualquier espacio libre del lavaplatos pero que lo mejor es ponerlos tumbados en las solapas superiores. También hay que tener en cuenta que existen muchos accesorios que nos ayudarán a compartimentar perfectamente nuestro lavavajillas, a ahorrar espacio y a proteger nuestra vajilla. Un ejemplo son los soportes para las copas de vino o champán, que evitarán que se puedan romper o rajar durante el lavado. Para evitar disgustos con las copas y vasos altos también se puede colocar un cesto especial, más alto que el de los cubiertos, que no sólo mantendrá las piezas protegidas, sino que también es muy útil para colocar todo perfectamente y ahorrar espacio.
Conseguir un lavado eficiente
Todos estos consejos harán que tu vajilla salga reluciente, pero para ello también hay que evitar caer en errores que son muy comunes. Uno de ellos es enjuagar las cosas antes de meterlas en el lavavajillas; y es que, aunque debemos eliminar los restos de comida que puedan ser un obstáculo si caen en las aspas inferiores, lo mejor es hacerlo con ayuda de una servilleta o una esponja. La razón es que cuanto más limpios estén los platos y vasos, peor trabajarán las enzimas del jabón. Otro de los usos poco eficientes del lavavajillas es cuando se utiliza demasiado detergente, ya que hay una dosis justa que es la correcta para que todo quede completamente reluciente. Si nos pasamos con el jabón no sólo lo estaremos malgastando, sino que puede acabar acumulándose y estropeando la máquina.
Por último, nunca hay que poner el lavavajillas si éste no está totalmente lleno, ya que sería malgastar un lavado. De esta forma, colocando perfectamente todos los platos, cubiertos, vasos y demás utensilios en el lavavajillas no sólo aprovecharemos al máximo cada lavado, sino que también hará que éste sea más eficiente y te permitirá ahorrar en agua, electricidad y jabón cada vez que lo pongas a funcionar.