Nuestra casa es el lugar donde solemos pasar más tiempo libre y donde buscamos refugio después de un largo de día de trabajo o tras haber realizado todas aquellas obligaciones pendientes fuera de la misma. Por eso, la mayoría queremos que nuestro hogar esté siempre limpio y ordenado, de este modo será más sencillo encontrar las cosas y sentirse a gusto en este lugar donde buscamos el calor de los seres queridos, realizar las acciones que más nos gustan y descansar para llevar a cabo el resto de tareas que se tienen que realizar tanto dentro como fuera del mismo.
La ardua tarea de limpiar los cristales
Así pues, la limpieza y el orden del hogar se realizan de manera regular, pero no con la misma frecuencia e intensidad para todas las partes del mismo. Una de las tareas más engorrosas a la hora de limpiar suele ser el tener los cristales relucientes. Algunos, como los que se encuentran en las habitaciones exteriores o los balcones, suelen ensuciarse con más facilidad, debido a las condiciones climatológicas o bien a la contaminación o la presencia de animales, como palomas o gaviotas que pueden ensuciarlos. Si se tienen niños en casa es posible que también toquen los cristales con las manos, ya que probablemente no lleguen a abrir las puertas o ventanas acristaladas o necesiten agarrarse a los mismos a la hora de aprender a caminar.
Sea como sea, los cristales suelen ensuciarse con frecuencia y el limpiarlos es más complicado que quizás otras superficies. Por eso, existen productos especiales para llevar a cabo esta tarea, pero normalmente implica pasar mucho rato frotando con tal de conseguir que queden relucientes, sin huellas ni manchas desde cualquier ángulo. No obstante, existen métodos que te ayudarán a limpiar a fondo los cristales con menos esfuerzo, por lo que deberás seguir haciéndolo si quieres que estén siempre relucientes, pero no frotando con tanta intensidad como debían hacerlo antaño.
El mejor momento para limpiar los cristales
Lo primero que debemos determinar será si es un día o una semana adecuada para limpiar los cristales. Si la predicción climatológica avisa que lloverá o habrá mucho viento durante los próximos días, quizás no quieras llevar a cabo esta tarea, ya que se verían ensuciados fácilmente a los pocos días o a las pocas horas y todo el trabajo que podrías haber realizado sería en vano.
Así pues, escoge una semana en la cual vaya a hacer bueno. Intenta no limpiar los cristales, sobre todo si estás en un balcón o una zona abierta, un día soleado y en las horas de más calor ya que te estarías exponiendo a poder sufrir una insolación. Lo más recomendable son las primeras horas de la mañana o últimas de la tarde, mientras haya luz solar para que puedas ver si estás realizando una buena tarea de limpieza y consigues el resultado deseado bajo la luz natural.
Si tienes que subirte a una silla o taburete porque no llegas a la parte superior de la ventana o del balcón utiliza siempre las medidas de seguridad adecuadas. Aunque te sientas seguro es mejor que cierres la persiana, por ejemplo, no limpies las ventanas siempre hacia adentro, es decir, que el cuerpo no te quede hacia fuera, ya que podrías caerte y sería una acción sumamente peligrosa. En estos casos utiliza siempre todas las precauciones que sean necesarias y pide ayuda a un amigo, familiar u otro integrante del hogar a la hora de realizar esta tarea para que nadie pueda salir accidentado de la misma, ya que ha podido suceder en muchas ocasiones.
Productos y herramientas que te ayudarán a dejar los cristales relucientes
Algunos de los productos que se suelen utilizar para limpiar los cristales del hogar son aquellos específicos para estas tareas que podrás encontrar en droguerías y supermercados. Para las manchas más difíciles de eliminar hay quienes prefieren utilizar algunos trucos, como una gota de lavavajillas, amoníaco o alcohol, entre otros productos naturales como, por ejemplo, el vino blanco. Se aplicarían estos productos sobre un trapo limpio y se frotaría la mancha hasta que llegase a desaparecer. Sin embargo, debería volverse a limpiar todo el cristal con tal de dejarlo uniforme y que no quedase un pegote emborronado al estar frotando con otro producto una zona en concreto.
Un paño blanco, liso y limpio puede ser nuestro mejor aliado mientras dejamos los cristales relucientes. Deberemos ir cambiando el lado que vamos usando del mismo a medida que se vaya manchando o, incluso, cambiarlo si está demasiado sucio. Si no lo haces así podrías estar esparciendo la suciedad a lo largo del cristal y nunca conseguirías que estuviese reluciente del todo. Otros utensilios que puedes utilizar son las brochas especiales para cristales, las cuales enjuagan el producto especial para su limpieza, normalmente mezclado con agua, y además lo secan, de forma que al pasarlo se realizan ambas acciones. Solamente deberás tener presente que el resto de producto y el agua caerán al suelo, por lo que probablemente tengas que limpiarlo también después.