El girasol es una de las flores más reconocidas del mundo. Hablamos de una planta herbácea que tiene muchísimos usos, entre los que destacan dos que todos conocemos: La recolección de pipas o su alto contenido en aceite.
A pesar de lo práctico que resulta, también posee un carácter ornamental y de decoración, siendo una de las plantas más bonitas a la hora de adornar un jardín o terraza. Su continente originario es América, pero su plantación ha ido extendiéndose poco a poco por todo el planeta. Y por ese motivo, podemos encontrar esta especie en campos y casas de todo el mundo.
Durante el artículo os queremos enseñar los requisitos principales para cuidar un girasol y también algunos trucos que os van a ayudar a potenciar su duración y a prevenir enfermedades en la planta.
Acciones principales para el cuidado de un girasol
La temporada: Mejor plantar girasoles en verano que en invierno, ya que necesita entre 6-8 horas de luz diaria en su máximo potencial. Para eso el clima de las estaciones de primavera y verano es mucho más favorable.
El riego: No hay que olvidar que hablamos de una planta que sufre una exposición al sol constante y esto, inevitablemente, afecta en su hidratación. Por ello lo más recomendable es desempeñar un riego constante pero moderado y siempre con mayor intensidad en la época de crecimiento de la flor.
Sustratos y abonos: Para todo cuidado de vegetales, es recomendable agregar nutrientes específicos para flores y así alargar su tiempo de vida. Sin embargo, el girasol es una planta que puede llegar a alcanzar los tres metros de altura, por ello, lo más conveniente es ser precavidos en cuanto a los sustratos y aditivos que utilizamos para su cuidado. Lo mejor es plantarlos en una maceta de grandes dimensiones y si tenemos un huerto, lo mejor son suelos profundos y arenosos. Cabe destacar que existen bastantes variedades de girasoles a un tamaño más normal y que no crecen hasta tal punto.
Corte y limpieza de las hojas: En todos los manuales de cuidado de girasoles nos aconsejan cortar de dos a tres cm aproximadamente del tallo en dirección diagonal. Aunque también depende del criterio del propio cuidador y del estado en el que se encuentre la planta. En cuanto a las hojas sobrantes y en mal estado, hay que quitarlas siempre, además, es muy importante que no tengan contacto con el agua del jarrón.
Cuidado de plagas: También es importante el uso de fungicidas para evitar que se propaguen hongos y plagas en nuestra planta. Para estar al día de ello, te comentamos cuales son las más comunes en los girasoles.
Al igual que el resto de vegetales, los girasoles pueden tener la presencia de insectos que alteran su crecimiento y desarrollo.
Larva de mariposa y mosca blanca: Estas especies en concreto aparecen de manera aislada, sin embargo, debemos saber prevenir su aparición ya que podría afectar a la planta.
Gusanos: Este insecto común, es el culpable de que la planta no se desarrolle como debiera. En el caso de los girasoles podría retrasar su crecimiento.
Enfermedades comunes en los girasoles
Además de la existencia de insectos, hay enfermedades propias de la planta que afectan a su desarrollo y bienestar. Te explicamos a continuación cuáles son las más comunes en el girasol.
Descomposición bacteriana: Se trata de una enfermedad producida por bacterias, lo que genera una podredumbre en el interior del tallo del girasol. A diferencia de otras enfermedades externas, la descomposición bacteriana no es fácil de detectar. Por ello, lo más recomendable en cuanto a desarrollo de esta enfermedad es prevenirla a través de fitosanitarios (medicina para plantas) o fungicida.
Descomposición húmeda: Es, al igual que la descomposición bacteriana, una infección que afecta al interior del tallo. Sin embargo, en este caso no está provocado por bacterias, sino por la temperatura y condiciones climatológicas en las que desarrollemos la plantación del girasol, en este caso en zonas húmedas. Lo que sucede una vez se ha desarrollado la descomposición, es la destrucción de los vasos conductores de la savia y con ello la muerte de la planta por falta de nutrientes.
Alternaria.: Hablamos de una enfermedad que afecta directamente a las hojas. Su efecto principal es la reducción de las capacidades de la planta para hacer la fotosíntesis. En este caso sí que podemos detectarla gracias a las manchas negras y amarillas que aparecen por el tallo. Podremos no sólo prevenir, sino con suerte curarla.
Verticilosis: También es una infección interna que afecta a los vasos conductores del tallo. Normalmente afecta a los que se dedican a la comercialización de semillas, ya que una vez se ha desarrollado esta enfermedad en la planta, no es posible vender sus frutos.