A la hora de decorar una casa es muy importante escoger los colores principales que van a estar en ella, que le acompañarán durante un gran período de tiempo. Todos ellos tienen sus propias características o funcionalidades y proporcionan diversas actitudes en las personas que habitan en una casa decorada en un color concreto, como puede ser el naranja o el azul.
De todos los colores que existen en el mundo, el rosa es uno de los más difíciles en cuanto a decoración se refiere porque se suele desconocer cómo combinarlo. Son muy pocos los que se atreven a añadir el rosa en cualquiera de sus tonalidades a sus hogares ya que se suele asociar a las habitaciones o dormitorios infantiles, siendo el color más calificado como 'cursi' que existe. Sin embargo esta idea a cambiado y en la actualidad puede ser un gran aliado en la decoración hogareña.
El color rosa ha sabido ganarse un hueco entre las tonalidades más solicitadas para las casas, no solo en las habitaciones, también en espacios tan comunes como el salón, la cocina o el baño. Este color está asociado al romanticismo, la tranquilidad y feminidad, y con él se puede conseguir un espacio muy cálido. Una vivienda decorada en esta tonalidad demuestra que en ella habita alguien con mucha personalidad y muy atrevido.
El rosa en la cocina
La cocina puede ser un espacio muy agradable y cálido si se decora en color rosa, aunque hay que escoger de entre todas las posibilidades existentes. Se puede pintar la pared de color rosa sin embargo, para no recargar el ambiente, se recomienda utilizar muebles y electrodomésticos más neutros, de colores grises o blancos.
Los muebles también pueden ser rosas, aunque al contrario que en la anterior opción, la pared deberá ser lo más neutral posible. Si se quiere dar mayor protagonismo al rosa, se puede combinar esta tonalidad con el blanco, aunque si lo que se busca es obtener un ambiente un tanto vintage y retro lo ideal es combinar la tonalidad de rosa denominada 'cuarzo' o pastel junto a otras del mismo tono suave, como azul o verde.
En el caso de no atreverse a incorporar el rosa en muebles o en la pared, la opción más recomendable es utilizar dicha tonalidad en los objetos que en ella se encuentran. Las sillas de la mesa (si las hay), la vajilla, los vasos o incluso los utensilios de cocina: Todo ello puede ser rosa y, además, está disponible en prácticamente cualquier comercio.
El rosa en el salón
Esta tonalidad tan difícil puede incorporarse al salón de la mejor manera posible, y es que puede ser una gran opción si se desea dar luminosidad y sensación de amplitud si se trata de estancias pequeñas. Hay que tener en cuenta que se trata de un tipo de color muy llamativo, por lo que es necesario combinarlo con otros para conseguir el efecto deseado.
Lo ideal para incorporar el rosa en el salón es huir de pintar la pared en dicha tonalidad, sobre todo en su versión más oscura, ya que esto limitaría mucho el contenido de la habitación. Se puede optar por un papel de pared que tenga dicho color, o pintar solo una de las cuatro paredes, pero se recomiendan los colores neutrales como ocurría en la cocina.
Una de las opciones más recurrentes para decorar el salón en rosa es incorporarlo en detalles u objetos, como los sofás, los cojines o las cortinas, tanto en fucsia como en pastel. La gama de los grises combina muy bien con los rosas y, de hecho, es una pareja que aporta mucha serenidad y elegancia. Se puede dar un toque de diferencia combinando los rosas con los verdes o incluso con las tonalidades tierra, como maderas, beige o marrones.
El rosa en el baño
El color rosa, si se usa en su justa medida, puede quedar perfectamente en un baño. No conviene saturar de color esta estancia ya que suele ser de pequeño tamaño, por lo que lo que se suele introducir en su versión más clara. Si el resto de la estancia es de una tonalidad neutral, habitualmente en color blanco, se puede optar por azulejos o por pintar la pared de rosa pastel.
En esta versión más clara puede incorporarse en algunos detalles, como en el mueble del lavabo, en las cortinas o en las alfombrillas. Sin embargo, si se desea escoger un rosa fucsia, lo ideal es usarlo en pequeños objetos o sutiles pinceladas que aporten el toque de diferencia y que, a su vez, no perturben demasiado la estancia, como en jabones, toallas o la cortina de la ducha.
En rosa en los dormitorios
El color rosa es uno de los más utilizados en los dormitorios, sobre todo en los infantiles, aunque esta idea haya quedado desechada con el paso del tiempo. Este tipo de tonalidad aporta mucha dulzura, por lo que es perfecto para una habitación y, además, puede combinarse con otras muchas tonalidades para conseguir un efecto más oriental, más vintage o más primaveral, dependiendo de la personalidad de quien la habite.
Como ocurre con otras estancias de la casa, en el dormitorio también se puede escoger entre dos opciones: bien pintar la pared de dicho color y el resto de muebles en otro, o bien la pared en un color neutral y jugar con los colores en los objetos, textiles o cojines. Cualquier opción es válida si se utiliza debidamente.
Los colores tierra, los grises y los blancos darán un aspecto muy sofisticado al dormitorio, sobre todo si se escoge un color rosa muy claro. Si se desea una mayor originalidad, diversión o dinamismo, se puede escoger un color turquesa, un verde o incluso alguna pincelada de naranja o de amarillo.