Hoy en día vivimos muy deprisa y corriendo. La casa, el trabajo, los niños... todo se acumula y las 24 hora del día se quedan cortas. Entre tanto jaleo, no vendría nada mal un momento de relax, aunque sólo sean un par de minutos, y para ello no hay nada mejor que la meditación.
La meditación es un práctica que consiste en que el individuo entre en su mente y sea capaz de dominarla, de tal manera que tenga la capacidad de parar todos los pensamientos que hacen que nuestra cabeza no deje nunca de funcionar y, por ende, que no estemos realmente descansando nunca. Esta técnica, que cada vez está más de moda, no es precisamente sencilla. Dominar la mente es una de las cosas más complicadas de hacer y a lo que no estamos acostumbrados.
Aunque esta técnica pueda resultar muy dificultosa, hay toda una serie de cosas que podemos hacer para ayudarnos a meditar. Una de ellas es construir un espacio para realizar esta actividad. Si bien, esta técnica consiste en cerrar los ojos y poner la mente en blanco, podría parecernos que el espacio tampoco es de mayor relevancia. Pero si lo es, todo influye en el estado de nuestro cuerpo y de que logremos alcanzar la completa relajación.
A continuación te daremos algunas ideas para crear en tu propia casa el lugar perfecto para realizar esta actividad.
Tu rincón
No, no es necesario tener una habitación entera para realizar la meditación. Con un pequeño espacio será más que suficiente. Lo único importante es que te sientas cómodo en él. Para que sea realmente el adecuado, debería de cumplir al menos tres requisitos indispensables: que sea íntimo (que estés tú contigo misma, si hay más gente te impedirá desconectar); silencioso (la mente no va a quedarse en blanco si está recibiendo constantes estímulos sonoros); y luminoso (si es luz natural, mejor, pero hay otras opciones).
Crear una atmósfera adecuada
Es posible que simplemente con tener un espacio para esta actividad te sea más que suficiente, pero hay también una serie de elementos que tiene estrecha relación con la meditación que pueden hacer que esta sea aún mejor.
El primero y más importante será aquel elemento en el que vayamos a colocarnos. La posición más común para realizar esta actividad es sentados y con las piernas cruzadas, pero hay otras muchas opciones, lo importante es que estés cómodo. Es posible que sentarte en el suelo no te resulte desagradable, pero siempre es más confortable algo más mullido. Podemos colocar un cojín, una esterilla o una alfombra, por ejemplo. Algo que nos haga la superficie más agradable y que también evite que estemos en contacto con el suelo frío.
Como ya se mencionó, que haya luz es algo necesario. Si no contamos con la posibilidad de establecer nuestro rincón cerca de una ventana, podemos solventar este problema de otras maneras. Una lámpara con una luz tenue sería una opción, o incluso las velas que dan a cualquier estancia y situación un toque más íntimo.
Con este último elemento además contamos con la posibilidad de que sean aromáticas. De esta forma también estimulamos otro de nuestros sentidos: el olfato. Los mejores aromas para la relajación son el azahar, lavanda o jazmín; pero también puede ser cualquier otro. Lo más importante es que a ti te resulte agradable. Otra opción es el incienso. Este es posiblemente el primer elemento que se nos viene a la cabeza cuando se habla de meditación. Este se ha relacionado desde siempre con este tipo de rituales, atribuyéndole a su humo propiedades místicas.
Otros elementos
Más allá de los elementos mencionados que puede estar relacionados directamente con el estado de nuestro cuerpo para la meditación, también queremos mencionar otros que son meramente ornamentales pero que también tienen mucho que ver con esto y, si lo consideramos importante, también puede ayudarnos a alcanzar el ansiado estado.
Un ejemplo es un cuento tibetano. Estos elementos ya eran utilizados por los maestros tibetanos para este tipo de actividad. Su característica principal es que su sonido al ser golpeado por un pequeño mazo de madera y deslizarlo por sus bordes permite relajar y calmar la mente, al mismo tiempo que destensa los músculos.
Y por último, como no, una figura de un buda. Estos se dice que trasmiten sensación de plenitud infinita, influyendo así en ti y en tu hogar o espacio donde se encuentre. De esta manera, envían distinta información a nuestro inconsciente tanto a la hora de la meditación como diariamente, alimentando nuestros atributos para el bienestar.