Nuestra casa es el lugar donde solemos refugiarnos tras nuestras actividades diarias. Por eso, después de un largo día de trabajo o una larga jornada fuera del hogar, es común que anhelemos el regreso a casa, con tal de ponernos cómodos y disfrutar de la tranquilidad que, normalmente, encontraremos en el lugar donde residimos. Es en el hogar donde nos sentimos más a gusto, puesto que podemos hacer lo que más nos gusta, sin preocuparnos por las opiniones ajenas y disfrutando de las actividades que no podemos practicar fuera de casa, ya bien sea para descansar, para aprender o de mero ocio, como ver la televisión, estudiar o jugar a videojuegos.
Cada uno de nosotros tiene una manera distinta de disfrutar del tiempo libre. Por eso, a la hora de convivir con otras personas es muy importante saber respetarse, además de establecer una serie de normas de convivencia, con tal de que todos puedan sentirse a gusto en el hogar, pero que a la vez cumplan con sus tareas, con tal de que no sea solamente una persona o varias de ellas las que se encarguen de que la casa esté siempre en buenas condiciones en cuanto a orden y limpieza, a parte de otras manutenciones básicas para la perfecta habitabilidad.
La decisión de irse a vivir en pareja
Después de un periodo de tiempo con tu pareja, más o menos largo dependiendo de cada tipo de relación, es probable que uno de los integrantes o los dos tengan ganas de irse a vivir juntos, con tal de poder disponer de mayor tiempo y compartir aspectos de la vida diaria que quizás separados no pueden, teniendo presente también la idea de formar una familia, aunque eso no implique todavía tener hijos o adoptar una mascota.
A la hora de tomar esta decisión, ambos integrantes de la pareja deben estar muy seguros de que quieren tomar este paso. Viviendo con la persona a la que aman quizás pierdan parte de la magia en la relación, ya que en el hogar verán cómo es realmente, porque es donde más cómodo o cómoda se sentirá y actuará de una manera mucho más natural. Lo mismo podrá suceder en el caso contrario, porque la pareja tendrá la oportunidad de ver cómo eres en casa y cuáles son tus manías o actos que te hacen único en la intimidad.
Así pues, antes de irse a vivir en pareja es importante que tengáis presente si sois en realidad una pareja bien consolidada. La comunicación constante y fluida será clave para que no surjan problemas de gran calibre durante la convivencia. Además, deberéis ser siempre sinceros el uno con el otro, siempre con mucho tacto de no herir los sentimientos de la otra persona, sino siendo asertivo e intentando tener empatía. Por eso, si discutís con asiduidad o veis el mundo de maneras muy distintas, quizás la convivencia no sea la mejor idea por el momento, puesto que podría desencadenar en problemas de pareja todavía mayores y ninguno de los dos seríais completamente felices.
Claves para una buena convivencia en pareja
Una vez hayáis tomado la decisión de iros a vivir juntos deberéis decidir todos los pasos que llevaréis a cabo. Por ejemplo, a la hora de escoger el piso o la casa lo dos tendréis que implicaros en el mismo grado, de lo contrario puede que uno de los dos no termine de sentirse a gusto en el nuevo hogar o pueda culpar a la pareja de no haber escogido una casa que realmente le gustase. Así deberéis hacer en todos los aspectos que conformen la configuración del piso o de la casa. Es decir, ambos deberéis formar parte de la elección de los electrodomésticos, la distribución de la casa, la decoración y la organización. Aunque a uno de los dos le guste más que al otro, son tareas que tenéis que hacer siempre juntos para encontrar la igualdad en la pareja y para que los dos podáis sentiros a gusto como os merecéis en vuestra casa, ya que lo es en la misma medida para ambos.
El día a día puede desgastar mucho una relación. No es lo mismo verse viviendo en casas diferentes en momentos en los que uno se siente más animado y anhela ver a la persona a la que ama, que cuando llega a casa después de un largo día en el trabajo. Por eso, es normal que durante la convivencia se deba ver una cara de la otra persona que quizás no es la que imaginaban, como el mal humor por las mañanas o la apatía de un domingo por la noche. Por eso, la relación debe estar bien consolidada y ambos deben sentir que es el momento adecuado para vivir juntos, comunicándose siempre aquello que crea que deban mejorar con cariño y respeto.
Finalmente, el repartirse las tareas básicas del hogar es el más importante para poder garantizar una buena convivencia. Existen obligaciones que deben realizarse a diario, como cocinar, limpiar los platos y mantener la casa limpia y ordenada, ya bien sea pasando la aspiradora o recogiendo todos aquellos enseres que no se encuentren en su sitio. En el aspecto económico, será también muy importante que los dos contribuyan en cantidades iguales para evitarse problemas de dinero en el futuro. Por eso, es esencial que ambos estén de acuerdo en la repartición de tareas y que las cumplan como deben, de lo contrario esto podría desgastar mucho la relación y hacer que la relación termine por romperse.