Aunque recicles, ahorres agua y viajes en transporte público, hay algo que sigues haciendo mal a la hora de salvar el planeta: enviar e-mails. Aunque parezca increíble, el e-mail también contamina, de hecho, según estudios realizados, enviar 65 e-mails equivaldría a usar un vehículo durante un kilómetro. Incluso en este momento en que estás leyendo, al usar internet también estás contribuyendo a la contaminación del medio ambiente.
Y es que esto nada tiene que ver con el hecho de que imprimas los correos que recibes -algo contra lo que también se luchó para evitar la tala masiva de árboles-, esto tiene relación con la energía que consume un e-mail. Hablando de cifras, cada día se envían más de 250.000 e-mails en todo el mundo de los cuales un 80% son spam, es decir, correo basura que abarca desde anuncios publicitarios hasta virus. De esta forma, el 20% de correos restantes corresponde a la comunicación interpersonal.
Aunque en este aspecto hoy en día plataformas como WhatsApp ganan la batalla en la comunicación virtual, lo cierto es que sigue habiendo gente que se comunica a través del correo electrónico, sobre todo en las empresas. Pero, ¿Cómo llega un e-mail a contaminar el medio ambiente?
Tomaremos como ejemplo un empleado que envía a su compañero de al lado un correo cargado de imágenes y texto. Este e-mail tardará en leerse unos 5 o 10 minutos, y esto dejará una determinada huella ambiental. Según la Agencia para el Medio Ambiente y el Control de la Energía, este correo -que ocupa un megabyte de información- sumado a los cinco minutos de lectura que invierte el destinatario en leerlo, se traduce en unos 19 gramos de emisiones de CO2 al medioambiente. Así, si este empleado envía diariamente 20 correos como este, al año estaría emitiendo una cantidad de CO2 similar a la de un coche que viaje más de 1000 km.
Hay que tener en cuenta que aunque el e-mail no conlleve un gasto físico, tiene detrás de cada envío una enorme infraestructura que existe aunque no se vea. Escribir un e-mail, adjuntar fotos, vídeos y documentos, enviarlo y almacenarlo, conlleva un gran consumo que resulta en una gran contaminación a nuestro planeta.
De hecho, las emisiones de gases con efecto invernadero se han disparado a nivel mundial en los últimos años. Esto se debe a que existe cada vez un mayor tráfico y almacenamiento de datos, un mayor avance en la tecnología y smartphones en el bolsillo de la mayor parte de los ciudadanos que tienen acceso a internet.
Los centros de almacenamiento de datos
Sin embargo, lo que más contamina a la hora de enviar un e-mail no es otra cosa que la utilización de los centros de datos y servidores que posibilitan el uso de Internet. La Comisión Europea ha advertido que estas infraestructuras en las que se almacenan los datos de todo el mundo equivalen a más de un tercio del consumo de energía a nivel global del sector de las telecomunicaciones.
Pero el problema parece que irá a más. Para el año 2020 se esperan unos 25.000 millones de dispositivos conectados, lo cual supone unos 44 billones de gigabytes en datos. Si las empresas de este sector no tomaran medidas, esto se traduciría en un desastre medioambiental, pero lo cierto es que ya se están llevando a cabo estudios para establecer pautas en lo referente a política energética.
Según la Comisión Europea, más de un tercio del gasto de luz de estos centros de almacenamiento de datos se produce en los procesos que establecen para lograr la refrigeración de los equipos y para mantener los servidores a una temperatura óptima. Así las cosas, su preocupación por las huellas de CO2 que provoca el e-mail y cualquier servicio que utilice estos centros de datos tan contaminantes, le ha llevado a desarrollar un proyecto bautizado como RenewIT, que promueve la utilización de energías renovables en estos centros.
Las empresas de telecomunicaciones más limpias
Pero la Unión Europea no es la única que ha mostrado preocupación por la alarmante contaminación. Empresas importantes del sector como Google, Microsoft, Apple o Facebook han invertido millones de dólares para buscar buenas soluciones. De hecho, un estudio realizado por Google arrojó un dato interesante: sus centros de datos funcionaban perfectamente manteniendo su refrigeración a 27 grados en lugar de a 20, la temperatura utilizada hasta entonces. Este experimento se tradujo en una reducción del gasto energético de todos sus centros de datos del mundo.
En cuanto a empresas como Facebook, Mark Zuckerberg apostó por la utilización de energías renovables como la eólica en algunos de sus centros de almacenamiento de datos. En este caso, la famosa red social logró un ahorro de aproximadamente 2.000 millones de dólares en gastos energéticos así como menos emisiones de CO2 en la atmósfera. Apple también está comprometida con la reducción de la contaminación debido a la utilización de energías renovables y la construcción de centros de datos que funcionan con energía solar y geotérmica.
Sin embargo, en el informe publicado por Greenpeace el pasado mes de marzo de 2018, Google encabeza la posición como la empresa de telecomunicaciones más verde debido a su apoyo prestado a las políticas estadounidenses sobre la energía limpia y por su lucha en la consecución del objetivo de reducir las emisiones de gases efecto invernadero en Europa para 2010. Por otro lado, Apple y Facebook, dos de las empresas más influyentes en este aspecto, no han aparecido en la lista de este año, aunque se espera que Facebook vuelva a aparecer en la de 2019.