La falta de espacio en casa puede ser un problema importante que la mayoría de familias numerosas deben afrontar. Cuando la unidad doméstica se ve aumentada de forma inesperada, parece que una gran reforma o una mudanza son las dos únicas opciones posibles para que todos los miembros puedan disfrutar de una habitación cómoda y amplia. Sin embargo, la economía no siempre lo permite y a veces no queda más remedio que compartir aposentos.
Pero lejos de convertirse en algo desagradable, el hecho de que dos o más personas acaben durmiendo en el mismo dormitorio no tiene por qué significar que la convivencia se haga incómoda o que no tengan la amplitud necesaria para que su día a día sea lo más práctico posible. Con un poco de imaginación y con la mínima inversión económica, se puede conseguir un cuarto doble e incluso triple con la misma funcionalidad que uno individual, siendo esta la forma perfecta de organizar el cuarto de invitados o el de los más pequeños de la casa.
Camas nido o literas: las mejores aliadas
Son todo un clásico de la decoración de un cuarto pequeño compartido. Poner una cama sobre otra ahorra un montón de espacio para que el tránsito sea lo más fluido posible. Pero no necesariamente tiene por qué ser un colchón lo que haya debajo de otro, sino que ponerlo en lo alto de la estancia también puede servir para crear un íntimo y acogedor espacio de trabajo debajo del lecho. Esta se corona como la opción ideal en las habitaciones de los niños, que normalmente suelen ser las más pequeñas de la casa y necesitan una zona adecuada para hacer los deberes y dedicarse a los estudios. Además, si se sustituyen las escaleras metálicas por un mueble de madera en forma de peldaños, se obtendrá un fantástico espacio de almacenaje para guardar ropa, juguetes o cualquier objeto que no se sepa dónde meter.
Por fortuna para aquellos a los que no le hacen mucha gracia las alturas, existe otra alternativa para que las camas no ocupen casi todo el espacio de la habitación. El colchón que se guarda debajo del principal siempre ha parecido una opción destinada únicamente a los invitados, pero en los últimos años ha aparecido en el mercado una gama de camas nido que nada tienen que envidiarle a las tradicionales. Con un diseño moderno y actual, este tipo de lechos ofrece descanso a dos o incluso tres personas durante la noche, pero ocupa el espacio de una sola cama cuando es de día. Además, colocando unos cuantos cojines sobre la pared, la cama puede convertirse en un fantástico sofá sobre el que leer o ver la televisión con la intimidad que solo un aposento puede ofrecer.
Otra de las tendencias que parece que ha llegado para quedarse es la de colocar las camas en un ángulo de 90 grados, aprovechando las equinas de la habitación. La clave de esta forma de organizar el cuarto reside en colocar las camas en alturas diferentes, para que el resultado sea más estético y práctico. Además, es recomendable que el soporte del colchón siempre sobresalga unos cuantos centímetros para que haga las veces de mesita de noche y colocar encima elementos de decoración que den un toque chic y moderno a la estancia. Quedará tan mona que, de repente, todos los miembros de la familia querrán apuntarse a compartir habitación.
Almacenaje por doquier
Si bien es cierto que lo primero que viene a la mente cuando se piensa en el almacenaje de una habitación pequeña es un armario empotrado, la realidad es que existen otras alternativas para guardar los menesteres ocupando el mínimo espacio. Una vez más, las camas en alto se postulan como la mejor opción para ahorrar unos cuantos metros cuadrados, quedando libre el hueco de debajo para poner cajones, estanterías o incluso, si es lo suficientemente alto, un burro de ropa o un perchero para colgar las prendas que más se utilizan y tenerlas siempre a mano.
Pero no son las prendas lo único que se puede meter dentro de un armario, sino que las camas que se guardan en el ropero también se han postulado como una elección muy acertada a la hora de organizar las habitaciones en las que van a convivir dos o más personas. Una vez que pasa la noche y el colchón se recoge, queda libre todo el espacio que antes ocupaba y de repente se ganan unos cuantos metros cuadrados para hacer vida durante el día. Además, estos módulos suelen estar diseñados con varios compartimentos laterales o superiores en forma de pequeños armarios o estanterías sobre las que se puede colocar objetos o elementos de decoración.
Que no cunda el pánico si la visita de un amigo o familiar se alarga demasiado o si de repente llegan dos niños cuando solo se esperaba uno, porque con estos prácticos consejos y una decoración adecuada, compartir habitación será pan comido y la falta de espacio nunca volverá a ser un problema en las estancias más pequeñas, y a la vez más concurridas de la casa.