Vivimos en una sociedad en la que cada vez somos más conscientes de la necesidad de reciclar y de dar más de un uso a los productos que utilizamos en nuestro día a día. Por eso, es normal que muchos productos de un solo uso estén siendo sustituidos por otros de más larga duración, aunque eso suponga un gasto superior durante la primera compra, pero que a la larga supone una inversión de futuro y a la vez se ayuda a cuidar del medio ambiente.
Las compresas para la menstruación
Algunos de estos productos de un solo uso fueron revolucionarios en su día, como en el caso de la higiene íntima. Las compresas sustituían a la ropa interior o a los paños que utilizaban las mujeres para poder controlar el sangrado, para que no manchase la ropa o las sabanas, por ejemplo, sobre todo para aquellas mujeres que tienen un ciclo más abundante.
Esto supuso una liberación para ellas, puesto que las toallas y la ropa manchada debían lavarse enseguida y frotando de manera que pudiesen eliminarse todos los restos de sangre cuando todavía no estaban secos, puesto que posteriormente sería más difícil poder eliminar estas manchas de la ropa. Además, las compresas de un solo uso también están fabricadas de manera que puedan absorber mayor cantidad de líquido incluso siendo más finas que las toallas y de disimular el olor del sangrado durante los días en los que se tiene la menstruación.
No obstante, también supuso un mayor gasto económico, ya que las compresas de un solo uso tienen un coste elevado, además de un impuesto superior al de muchos otros productos de higiene. Posteriormente se inventaron también los tampones de un solo uso, los cuales permitían poder realizar deporte o bañarse de manera más cómoda. En la actualidad se buscan soportes más sostenibles, como la copa, la cual se puede poner y quitar con facilidad sin dañar al organismo y tiene más de un solo uso. Por eso, son muchas las personas que han sabido encontrar otros usos a las compresas y no dudan en utilizarlas con tal de ayudarles con otras muchas funciones, más allá de la original, que es poder controlar el olor y el sangrado de la menstruación, protegiendo la ropa y haciendo que la mujer se sienta cómoda en todo momento.
Cómo puedo utilizar de otra manera las compresas
Las compresas desprenden buen olor al entrar en contacto con una superficie húmeda y además son cuidadosas con la piel, ya que están diseñadas para estar en contacto directo con las partes íntimas femeninas. Así pues, son muchas las personas que han optado por utilizar las compresas más allá de la menstruación como una manera de controlar el sudor de zonas tan sensibles de nuestro cuerpo como lo son las axilas o las plantas de los pies. Simplemente deberás recortar la compresa con la forma que desees para poder adaptarla a estas partes de tu cuerpo. Su capacidad de absorción hará que el sudor se quede en esta zona donde esté aplicada, además de desprender su buen olor que puede disimular el del sudor. No obstante, no es la solución para dejar de sudar y no será conveniente que lo hagas con mucha asiduidad, sino como recurso puntual para ocasiones contadas.
Otro de los usos de la compresa más allá de la menstruación puede ser para secar zonas donde se haya derramado líquido, ya bien sea una mesa o sobre la ropa. Si llevas una compresa en el bolso y tienes una emergencia, como que se te haya caído un vaso de agua o de alguna otra bebida encima, puedes ayudarte de la compresa para poder eliminar la humedad y el líquido de la ropa o de tu cuerpo. Frota con suavidad y no la utilices con salsas u otros alimentos con los que podrías llegar a expandir la mancha o hacerla más grande.
En el caso de que te cortes o te salga sangre de la nariz y no tengas algodón a mano o una tirita puedes utilizar la compresa que lleves en el bolso como emergencia y posteriormente pedir ayuda, ya bien sea sustituyéndola por una gasa, un algodón, un pañuelo o una tirita. No sería conveniente que te dejases la compresa encima de la herida durante mucho tiempo, sino que debería ser solamente un recurso de emergencia en caso de que no tuvieses ningún otro objeto más adecuado a mano.
Finalmente, puedes recortar un trozo de compresa y colocártelo como tirita en las zonas de los pies donde los zapatos pueden estar causándote rozadura. Con la parte que absorbe el líquido mirando hacia la rozadura conseguirás que haga el efecto parecido al que haría una tirita y puedas evitar que la rozadura se haga mayor. Sin embargo, sería conveniente cambiarla por una tirita en cuanto tengas ocasión o cambiarse el calzado, para evitar que la herida sea mayor y puedas cuidarte los pies como te mereces.