Pedir una hipoteca es un proceso por el cual la mayoría de personas pasan a la hora de comprar un piso, y uno de los pasos más importantes a la hora de establecerse en un hogar de una localidad concreta. Suele requerir largos años de trabajo o una gran ayuda económica de familiares y/o amigos, conocida como aval, pero, tras pasar una serie de procedimientos, finalmente puede conseguirse y mantenerse si se trabaja con un sueldo regular cada mes. Además, España, a diferencia de otros países, prefiere adquirir viviendas a otras formas como el alquiler de un piso.
Primer paso: dirigirse al banco
Pese a que resulte muy obvio, lo primero que debemos hacer para solicitar una hipoteca es dirigirse a un banco. No únicamente por el hecho de que serán quienes nos concedan el préstamo para hacer frente al coste de la vivienda, sino también porque serán quienes nos informen debidamente de las condiciones que exige la sucursal para su concesión.
El responsable del banco nos pedirá algunas informaciones básicas para poder llevar a cabo el trámite, como los ingresos ganados en el trabajo, si se trata de un trabajo estable o con una duración determinada, la ubicación de la vivienda, su finalidad, y otros detalles que serán de utilidad al trabajador para elaborar un informe detallado sobre los riesgos que puede tener otorgar el préstamo. Este estudio que se elabore determinará si somos aptos o no para la concesión del crédito.
De media, el banco tardará entre una o dos semanas en conceder el préstamo, aunque también depende de la agilidad de la sucursal en realizar este trámite. Una vez que la petición haya sido aprobada, se iniciarán las negociaciones entre banco y cliente: se establecerá un contrato en el que se pueden tratar de modificar algunos puntos y comparar con el resto de ofertas que hay en el mercado. Desde la solicitud del préstamo bancario hasta la formalización del contrato, de media, suele pasar un mes.
Requisitos para obtener una hipoteca
Aunque existen diferentes condiciones para la concesión de una hipoteca, el principal cometido de la misma es que quien la solicite tenga la capacidad de devolverlo. No obstante, el banco pedirá condiciones particulares como:
1 Que el solicitante o los solicitantes dispongan de un total de 2.000 euros al mes de ingresos.
2 Disponer de un empleo fijo, no temporal, con algunos años de antigüedad.
3 Que la cuantía de la hipoteca no supere el 35% de los ingresos mensuales totales.
4 No figurar en ninguna lista de morosos. Es decir, que no quede ninguna factura o impuesto por pagar, aunque el banco suele pasar por alto las deudas contraídas por facturas de compañías telefónicas.
En el caso de que estas condiciones no se den, el banco exigirá más garantías de que el préstamo pueda devolverse, como, por ejemplo, un aval, que es la aportación económica de otra persona que ayuda a subsanar el coste del piso con una propiedad o dinero. Se debe tener cuidado a la hora de solicitar un avalista, ya que estos no tienen ningún derecho sobre el piso salvo ayudar a pagarlo en caso de impago, pero, en caso de que este también no pague, el banco puede reclamar las viviendas a las que ha puesto el aval.
TIN, TAE y Euríbor
A la hora de conceder una hipoteca, los bancos establecen tres formas de interés a la horar de prestar el dinero suficiente para pagar la cuantía de la vivienda, y así detallar los tipos de costes del préstamo hipotecario.
El tipo de interés nominal (TIN) es un suplemento que cobran las entidades bancarias de forma corriente por el hecho de prestar dinero. Este interés suele aplicarse añadiendo un porcentaje de la cantidad prestada al coste de la cantidad que se presta. Este porcentaje se añade a la cuota mensual de la hipoteca, y no suele implicar una comisión del banco o más gastos adicionales.
La tasa anual equivalente (TAE) es un tipo de interés que indica el coste del préstamo que se otorga en ciertos periodos. Se emplea para averiguar ese precio una fórmula matemática que tiene en cuenta el tipo de interés nominal de la operación, la frecuencia de los pagos, las comisiones bancarias y si los pagos se realizan de forma mensual, bimensual o trimestral. Se permite además también comparar entre distintas ofertas el coste efectivo de un mismo producto.
En cambio, el euríbor es un índice que indica el interés promedio de que se realiza a través de las principales entidades bancarias europeas se prestan dinero entre sí a corto plazo, por lo que es un tipo de comisión que cambia constantemente. Esta oscilación constante del euríbor es la que define la variación de la cuota, que se suele revisar semestral o anualmente.
Tipos de préstamos bancarios para una hipoteca
La devolución de los préstamos que se realicen variarán en función del tipo de préstamo que se realice, por lo que, en la firma del contrato, es importante fijarse en si el préstamo que se solicita es de uno de estos tres tipos.
Las hipotecas a tipo fijo son aquellas en las que el interés no varía durante todo el tiempo en el que se contrata la hipoteca. Son los más aconsejables en el caso de que el interés sea relativamente bajo, y los que menos en los que se inicia con un alto interés. Las hipotecas a tipo variable son aquellas en las que el interés cambia en función de la revisión del interés. No obstante, también las hay de sistema mixto, en el que se combinan anteriores tipos en función de los cambios del euríbor.