Nunca es una decisión fácil de tomar el estilo que se le va a dar a una casa, más que nada porque al hacer una reforma siempre hay ciertos aspectos de naturaleza irreversible. Cuando uno decide poner parqué en el suelo de la cocina en cierta manera se está hipotecando de cara a unos cuantos años. Es por eso que todo tipo de decisiones relativas a las reformas en el hogar han de tomarse de manera inteligente y práctica. Por lo tanto en primer lugar nada de precipitarse.
Hoy toca hablar del color blanco, este color suele suponer un quebradero de cabeza para los diseñadores a la hora de emplearlo porque puede ser un arma de doble filo: Por un lado es un color muy versátil que combina con gran número de tonalidades y por otro puede ser una opción un tanto arriesgada, además de que mal combinado puede suponer un desastre a nivel decorativo. Es por eso que a lo largo de este artículo se irán explorando las principales ventajas y los inconvenientes que existen al utilizar el color blanco en el suelo de las diferentes estancias de la casa.
Agranda el espacio
Uno los principales atributos de este color es la facilidad que tiene para dar sensación de amplitud, si se dispone de un lugar un tanto necesitado de espacio utilizar el blanco en suelos y paredes no es una mala opción, siempre y cuando se busque esa sensación de espacio. Esto se debe a que los colores con más claridad son más sensibles a la luz, ampliando así los espacios para el ojo humano.
Pega con todo
¿Cuántas veces se habrá dicho ese comentario en el mundo de la decoración?. Es vox populi que el blanco es un color con una gran capacidad para conjuntar con otros tonos. Esto sin duda se traduce como una ventaja a la hora de emplearlo en un suelo, porque en la mayoría de los casos irá bien con el color que tengan las paredes y los demás elementos de la habitación. Y no solo a priori, sino que cualquier modificación que sea hecha de forma posterior también tendrá conexión con el acabado del suelo.
¿Fácil de limpiar?
En efecto, se trata de uno de los suelos más fáciles de limpiar al contrario de lo que se pueda pensar, otra cosa totalmente diferente es que sea fácil de ensuciar, pero de eso se hablará más tarde. Los expertos recomiendan dejar un mínimo de una semana entre fregado y fregado, entre tanto la suciedad puntual que vaya surgiendo se retirará con la ayuda de un paño o trapo para el polvo. Y un buen consejo si quieres proteger las patas de mesas, sillas y demás mobiliario es cubrirlos con fieltros de moqueta.
Acabados desgastados
Uno de los aspectos sin duda estéticamente más bonitos de poner un suelo blanco es el estilo que se queda una vez han pasado unos años y el propio suelo se va desgastando, este efecto se suele ver mucho más acentuado cuando el material es madera, pues reacciona notablemente ante el paso del tiempo. Suele ser bastante común asociar el desgaste con algo negativo dentro de la decoración, sin embargo lo cierto es que cuando se mezclan la madrea y el color blanco, todo aquello producido por el desgaste pasa a ser un añadido más que un lastre.
La parte mala del espacio
Una de las principales desventajas de los suelos blancos viene dada a raíz de la primera de las ventajas de este artículo. Al utilizar el blanco se consiguen un espacio más amplio y por consiguiente van a ser necesarios gran cantidad de elementos decorativos para tratar de hacer frente a todo el espacio generado. Es por eso que la utilización de alfombras jugará un papel clave a la hora que la habitación desprenda un aire acogedor.
El blanco y la suciedad
Mucha gente piensa que el blanco es un color que se ensucia más que el resto de tonos, esto no es así. La razón por la que la gente piensa de esta forma es porque en el blanco se distinguen de manera muy llamativa todos aquellos objetos que no sean de su mismo tono. Esto no quiere decir que vaya a haber más suciedad en tu suelo, la suciedad será siempre la misma. Eso sí, estará más a la vista que si el color del suelo fuera otro.
El exceso de luminosidad
La luminosidad en una casa es un aspecto que no conviene pasar por alto, sin embargo puede haber casos donde esta característica llega a jugar un papel negativo. Si la casa por su orientación ya recibe suficiente luz natural, supone un error colocar suelos en tonos blancos dado que habrá un exceso de luz. Llegados a este punto es necesario utilizar los demás elementos decorativos de la casa -como cojines, tapicerías, paredes- para equilibrar la situación. Es necesario tener en cuenta que el suelo es la superficie donde más luz se refleja de la casa, por lo que un suelo blanco puede dar lugar a deslumbramientos.
Con todo esto ya tienes las herramientas necesarias para saber si tu casa necesita un suelo blanco o no, recuerda no precipitarte con las decisiones y eso sí, disfruta tanto de la reforma como del resultado final.