Existe una obligación general según el Código Civil en la que la persona que provoca daños a otra, está obligada de repararlos. Los términos económicos, es decir, la indemnización dependerá del tipo de daño que se produzca.
Tanto una gran empresa como un particular pueden causar incidentes a un tercero. Para esto, existe el seguro de responsabilidad civil, también conocido como RC, con el que se puede hacer frente a estos daños en función de las distintas situaciones que se presenten. A continuación todos los detalles sobre este tipo de seguro:
¿Qué es un seguro?
Antes de explicar el seguro de responsabilidad civil, vamos a ver qué es un seguro, cómo es un seguro por dentro y cuando podemos considerar el hecho de contratarlo. Y es que, es primordial que entendamos que se trata de un contrato entre dos partes y que hay una ley regula la actividad: Ley de contrato de seguro.
Aun así, hay que tener claro que ningún seguro nos protege de la pérdida de un objeto ni protege nuestra integridad, o la de nuestros seres queridos, su salud, etc. Un seguro elude la merma económica derivada de la ocurrencia de un siniestro, o lo que es lo mismo, no te protege si tienes un accidente en el trabajo, pero en caso de que así sea, el hecho de estar asegurado frente a tal contingencia me puede ayudar a paliar total o parcialmente los costes derivados (tratamiento hospitalario, rehabilitación, etc.).
Los seguros protegen nuestro patrimonio, bien porque no dispongo del necesario para afrontar los costes, o bien porque, aunque lo tenga, no quiero gastarlo en sufragar gastos de imprevistos. También es importante saber que todo seguro estará redactado en los términos en los que ambas partes establezcan, y siempre habrá de cumplir la Ley de contrato de seguro.
El asegurador dirá qué cosas y en qué condiciones cubre y a qué precio (prima), y por otro lado el tomador (el que firma el seguro) dirá qué quiere contratar, por qué valor, etc. No olvides nunca que siempre hay que leer el contrato de seguro y tenerlo a mano para revisarlo cuantas veces haga falta.
Cómo es un seguro por dentro
El objetivo es diseñar un producto al cual ponerle un precio. Este precio debe ser atractivo para el mercado, al tiempo que permita generar beneficios para la compañía. La ecuación en este caso es muy sencilla: Ingresos (primas de seguro cobradas) ? Gastos (siniestros pagados + coste estructural de la compañía) = Beneficio.
En la medida en que los ingresos sean mayores que los gastos, como en todo negocio, la compañía dará beneficios. En este caso, la masa de seguros cobrados genera un capital con el cual se paga todo. Es decir, un seguro, por sí mismo, no genera el capital necesario para pagar sus propios siniestros, ni los costes asociados. Todo esto se paga con el excedente que generan todos los seguros que no han tenido siniestros.
Podemos imaginar que para ponerle precio a cada tipo de seguro y que todas las partes se vean beneficiadas (el cliente con un buen servicio a un buen precio y la compañía obteniendo beneficio económico), los datos que se manejan deben ser lo más precisos posible.
Consideraciones a la hora de contratar un seguro
La mayoría de personas tienen alguna relación con algún tipo de seguro, ya sea como tomador, como asegurado o como beneficiario, pero... ¿estamos seguros de que ese seguro, o seguros, se adaptan realmente a nuestras necesidades? Si te basas exclusivamente en el precio para contratar un seguro u otro en una compañía u otra, podemos estar contratando algo que en realidad no se adapte a esa necesidad.
A continuación, vamos a ver una serie de pasos a seguir para estar tranquilos de que hemos hecho todo correctamente porque los siniestros terminan ocurriendo, y una vez llegado el momento, ya no hay posibilidad de rectificar. Si todo está contratado de una manera correcta, todo debe ir bien.
- Asegurarnos de que los datos del tomador y/o asegurado son correctos, poniendo especial atención en la fecha de nacimiento (todos los productos de vida están influenciados por la edad del asegurado) y datos de contacto (en caso de siniestro o de cualquier comunicación - anulación, revisión coberturas - debemos de ser fácilmente localizables).
- Asegurarnos de que la descripción del riesgo es correcta: el valor del bien a asegurar, las medidas de seguridad, los datos de identificación (edad, código postal, fecha de nacimiento, fecha de fabricación,etc.).
- Identificar los posibles siniestros que podamos sufrir, a qué afectan, en qué medida y elegir las coberturas en función de estos.
- Revisar la póliza cuando nos la entreguen y comprobar que las coberturas que figuran como contratadas, son las que necesito. Recuerda que debemos revisar las pólizas cada año, con unos meses de antelación a la fecha de renovación, para verificar que los datos siguen siendo correctos (capitales, valores reales, medidas de seguridad, etc.).
- Solicitar asesoramiento siempre. Pensemos que un seguro es un producto complejo con conceptos muy técnicos. A eso se suma las consecuencias funestas de una mala contratación.
- Unificar fechas de vencimiento y pago para tener todos los seguros bien controlados, así como el pago de los recibos.
- Nunca incurrir en falsedad de datos, aunque sea por error. La detección del fraude cada vez es más sencilla y las consecuencias son bastante desagradables, ya que podemos, en el mejor de los casos, quedarnos sin la necesaria indemnización, o ser denunciados y castigados por un delito de intento de estafa.
- Domiciliar el pago siempre y verificar que se ha cobrado el recibo. En caso de no domiciliarlo, exigir a la compañía y/o al mediador un justificante de pago. Es importante que este justificante sea de la compañía y no del intermediario, y así evitaremos que el recibo quede sin pagar y la póliza se anule por mala praxis (voluntaria o involuntaria) del intermediario.
La responsabilidad civil
Un seguro de responsabilidad civil me cubre frente a reclamaciones de terceros, es decir, frente a todo aquel que no seamos ni yo, ni personas de mi núcleo familiar más cercano. Esto es importante que quede claro, porque si yo soy asegurado de una póliza de responsabilidad civil, nunca podré recibir una indemnización por algo que me ocurra a mí, o por las consecuencias que yo provoque en un tercero. En todo caso, será el tercero quien recibirá la indemnización.
Según el art. 1902 del Código Civil: "El que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño causado". Por tanto, esto exige que toda persona debe responder por sí misma o por aquellas de quienes se deba responder, es decir, los tutores por los tutelados, los padres por los hijos...
Esta exigencia que se hace al causante del daño o incidente se denomina responsabilidad civil, y es necesario saber que en diversas ramas y contextos el seguro de responsabilidad civil es obligatorio. Lo más común es que suponga una indemnización económica o, si no se llega a un acuerdo, puede acabar en un juicio. Aun así, en ambos casos hay que hacer un desembolso económico importante, incluso puede hacer peligrar la viabilidad de una empresa o el patrimonio personal del causante.
Tipos de responsabilidad civil
Para regular todo esto visto anteriormente, se puede garantizar el seguro de responsabilidad civil para que responda llegado el caso, aunque hay varios tipos y muchas maneras de hacerle frente. Hay que saber si cubre a la persona, a la empresa o a las personas que hay a mi cargo. A continuación, los distintos tipos de responsabilidad civil:
- Seguro de responsabilidad civil para particulares: es el más idóneo para familias porque quedarán protegidas o cubiertas aquellas indemnizaciones que provengan de daños causados por el asegurado o por los animales o personas que estén asegurados a su cargo.
- Seguro de Responsabilidad Civil para empresas o autónomos: se encargar de protegerles frente a daños que provoquen terceros que hayan tenido lugar en el desempeño de la actividad comercial o empresarial.
- Seguro de Responsabilidad Civil para Gerentes y Administradores: Cubren su patrimonio personal, al igual que las consecuencias monetarias que se deriven de posibles procesos de defensa.
- Seguro de Responsabilidad Civil de productos: Nos referimos a los daños causados por la entrega de productos defectuosos o en mal estado. Es importante que entendamos que si mi fábrica produce una pieza en mal estado y mi cliente me reclama, no hay un daño frente a un tercero, ya que la merma económica la tiene mi empresa, que tiene que retirar el producto y volver a fabricarlo. Otra cosa es que ese producto defectuoso provoque pérdidas a mi cliente por demora en sus plazos de entrega, daños en s
- Seguro de Responsabilidad Civil profesional: En este caso, la contratación de esta modalidad nos protege de las consecuencias que nuestra actividad profesional pueda provocar. Imaginemos un fallo en el cálculo de resistencias de una obra o un error en un implante dental. Son errores más o menos leves.Lo mejor es consultar a un profesional
La casuística es extensa, y podemos decir a modo de consejo que consultemos en el colegio profesional o en el organismo sectorial de nuestra actividad profesional cuál es la mejor manera de asegurarnos, tablas y baremos y todo lo que necesitemos. En muchas ocasiones son estos mismos colegios profesionales los que negocian los seguros, dándose el caso de que pueden llegar a ser aseguradora en forma de mutualidad o compañía de seguros propiamente dicha.