Pasar por el proceso de redecoración o restauración puede ser un proceso complicado y más cuando dentro de nuestros planes está reacondicionar muebles de madera. Este tipo de muebles construidos con un material tan delicado como es la madera son muy susceptibles a sufrir arañazos, hendiduras o desgastes en el barniz. Las superficies fabricadas con este material se encuentran en todas las casas, ya sean puertas, armarios, cómodas, etc., y si a esto se le añade que su composición es flexible y esponjosa, pues es bastante común que muchos de los muebles domésticos acaben abollados, quebrados o con arañazos.
Si el desperfecto no es muy grave, incluso puedes arreglarlo por ti mismo, aunque siempre será aconsejable la opinión y trabajo de un experto de la madera o restaurador. De todas formas, hoy en día existen muchísimos artículos reparadores en cualquier tienda de bricolaje así que también puedes pedir consejo a los dependientes del lugar.
En la mayoría de ocasiones, lo que necesitarás para arreglar cualquier pequeño desperfecto es un producto que, primero de todo, sea compatible con el tipo de madera y con el acabado y tratamiento que se le ha dado a esta para fabricar el mueble. Cada material tiene unas particularidades concretas y esto ha de ser tomado en cuenta si pretendes que el resultado de reparación final quede perfecto. Fíjate siempre en adquirir productos que tengan capacidad de relleno, que tengan una flexibilidad y estética similar o idéntica al tipo de madera a reparar y que sea capaz de adaptarse al desperfecto y asentarse en él.
Pasos a realizar en el proceso de reparación
1. Limpia bien la superficie de la madera. Muchas personas puede que se lancen directamente a intentar arreglar los desperfectos, pero lo cierto es que lo primero de todo y casi lo más importante que hay que hacer es limpiar la superficie a trabajar. Esto no solo implica pasar un trapo por encima de la madera, sino que esta tiene que recibir un buen lijado y una limpieza a fondo. Los motivos por los que este paso resulta vital en el resultado final son varios: primero hay que alisar la superficie para evitar que salgan astillas o que cualquier rugosidad afecte a la harmonía total de la madera. Para ello, utiliza una lija de grano fino, así evitarás excederte.
Una vez la superficie esté lisa, pasa a limpiarla para quitar los posibles restos de serrín que se hayan podido pegar a la madera. En este paso bastará que cojas un trapo suave, lo mojes en jabón y agua tibia y, una vez escurrido, lo pases por la superficie para eliminar cualquier resto de grasa, suciedad, cera o aceite. Intenta enjuagar y escurrir el trapo con frecuencia para que los resultados sean mejores.
2. Escoge el producto que vas a necesitar. Muchos de los arañazos o rozaduras que sufre la madera se pueden arreglar con una masilla. Este producto, disponible en una gran variedad de colores, deberás de aplicarlo con el mismo tubo que lo contenga o bien con una espátula para que toda la superficie quede homogénea y lisa. Si el hueco a rellenar es muy hondo, aplica varias capas hasta que veas que la has rellenado completamente. Una vez esté hecho, pasa una espátula en paralelo a la madera y con un ángulo aproximado de 40º y retira el exceso de masilla.
Otro desperfecto ante el que te puedes enfrentar es al de las marcas blancas en la madera. Esto es muy común en aquellas mesas de madera sobre las que se han dejado vasos con líquido y no se han usado posavasos. Las manchas blancas suelen deberse a que el vapor del agua ha penetrado en el acabado de la madera, pero lo bueno es que no son difíciles de eliminar pues con un trapo y alcohol, limpiando suavemente, el problema debería solucionarse.
Si el rasguño a reparar de la superficie de madera realmente no es profundo y tampoco ha afectado a la forma de esta, otra opción por la que puedes optar es por los marcadores. Este tipo de productos lo que hacen, literalmente, es pintar la superficie donde, bien por un rasguño o rozadura, se ha desprendido la pintura. Tan solo necesitarás comprar uno que se corresponda al color de la madera y pintar únicamente la pequeña zona donde la pintura se ha caído. Cuando el marcador se haya secado, se recomienda aplicar una pequeña cantidad de cera o barniz para poder igualar la zona afectada con el resto de la superficie. Si bajo tu punta de vista es necesario, puedes utilizar la cera a lo largo de toda la madera para darle uniformidad y para que así no se noten cortes en su superficie.
3. Deja secar y, si es necesario, repasa varias veces. Una vez hayas aplicado cualquier producto, es importante dejar que la madera seque y que lo absorba. Si no quieres arriesgarte, deja que la madera retenga todo el producto a lo largo de una noche entera. Si sigues notando que la superficie de la madera sigue quedando con abolladuras, repite el proceso de lijado o, si es necesario, aplica más masilla pues puede que la madera la haya absorbido y necesites volver a dar una segunda capa. Si notaras que el mueble finalmente necesita otra capa de barniz, lo ideal sería igualárselo en toda su superficie, algo que se recomendaría realizar en el taller de un profesional restaurador.
Como consejo final, intenta que cada paso que realices para poder arreglar la superficie de cualquier madera sea lo más delicado posible. Como se decía anteriormente, este material, aunque es duro y robusto, es muy susceptible a sufrir desperfectos así que intenta trabajar en su reparación con sumo cuidado. Por otro lado, tampoco abuses del agua cuando estés en el proceso de limpieza de un mueble pues la madera absorbe la humedad con mucha facilidad y, si no la secas bien, puede acabar pudriéndose. Si sigues teniendo dudas o si el resultado final no te convence, pide ayuda a un profesional o a un experto en la madera para que te de consejos de primera mano.