A la hora de disfrutar de un buen descanso hay muchos factores que influyen. Por ejemplo, hay gente que sólo es capaz de dormir en completa oscuridad, mientras que hay otras personas que no pueden hacerlo con la puerta abierta o que sienten que se ahogan si no tienen la cama debajo de la ventana. Pero, sin duda, uno de los aspectos que son claves para dormir bien es el colchón. Los expertos señalan que tener un buen colchón es importante para recuperar la energía que se ha perdido en el día a día, pero a la hora de escoger un modelo u otro hay muchas características que hay que tener en cuenta: el material, la dureza o las posibles alergias. Por eso, desde Bekia Hogar hacemos un pequeño resumen para facilitar la elección de uno u otro modelo a la hora de escoger un colchón.
La importancia del material
A la hora de hablar del material de un colchón se pueden nombrar principalmente tres: el látex, la viscoelástica o los muelles. Y, aunque también se pueden encontrar modelos que combinan varios materiales, cada uno de ellos aporta unas determinadas características y ventajas:
·Los colchones de viscoelástica: se podría decir que esta es la última novedad en lo que a colchones se refiere. La viscoelástica es un material que destaca por su capacidad elástica y viscosa, como su propio nombre indica, que hace que este tipo de colchones se adapten tanto al cuerpo de cada persona -característica que suelen valorar mucho aquellas que duermen de lado- como a su temperatura corporal. Por eso es una opción muy recomendable para aquellas personas que suelen pasar frío por la noche. Eso sí, la visco no es el único componente con el que se confeccionan, sino que ésta tan sólo se encuentra en la zona del acolchado. El núcleo, por otra parte, puede estar hecho de muelles, de espuma, de Bultex o de otro tipo de material. Entre los beneficios de los colchones viscoelásticos se encuentra que ayuda a reducir los dolores de las articulaciones y las contracturas gracias a que elimina los puntos de presión. Entre los puntos negativos, además de la sensación de calor, también se pueden encontrar que son muy pesados y caros.
·Los colchones de muelles: esta es la opción más tradicional, que ha ido evolucionando hasta llegar a fabricarse con muelles ensacados. La diferencia respecto a los tradicionales es que el núcleo está formado por muelles individuales que están unidos por un saco de tela. Esto evita que los muelles rocen entre sí y produzcan ruidos molestos durante la noche. Entre sus ventajas se pueden encontrar que son bastante ligeros y fáciles de mover, además de ser de los más económicos del mercado. También es la mejor opción para aquellos que suelen sudar por la noche, ya que ofrecen una óptima ventilación y evita que puedan aparecer bacterias o ácaros con el paso del tiempo.
·Los colchones de látex: se pueden encontrar colchones hechos con espuma de látex natural que provienen del árbol del caucho, de látex sintético derivado del petróleo o bien de una mezcla de ambos. La principal ventaja de este tipo de colchones es que son muy elásticos y flexibles y, por lo tanto, se adaptan perfectamente al cuerpo de cada persona. Además, también aíslan muy bien el calor y permiten la ventilación, por lo que son una buena opción para aquellas personas que suelen pasar calor a la hora de dormir. Por último, en el caso de parejas en las que una de las partes se mueve mucho mientras duerme, el colchón de látex absorbe los movimientos del cuerpo y evita que la otra parte se despierte por ellos. Entre las desventajas de este colchón es que es bastante pesado y son difíciles de manejar a la hora de mover o darles la vuelta y son bastante caros, pero un buen descanso y una cama cómoda no tienen precio.
¿Un colchón blando o duro?
Como has podido comprobar, la elección de uno u otro material en un colchón depende de las características y preferencias de cada persona, pero éste no es el único factor a tener en cuenta para conseguir una cama realmente cómoda. La firmeza también tiene una gran importancia a la hora de tener un buen descanso y ésta debe ajustarse a las características del cuello y la espalda. Ahora mismo se puede diferenciar entre los colchones de firmeza alta, media y blanda. Los primeros se recomiendan para aquellas personas que tengan una gran masa corporal o para camas en las que suelen dormir más de una persona. Por otra parte, los de dureza media son ideales para quienes sufren de dolor de espalda, ya que se adaptan perfectamente al cuerpo. En cuanto a los colchones blandos, éstos no suele ser habitual recomendarlos debido a que son bastante incómodos y tan sólo suelen ser escogidos por razones terapéuticas debido a su alta flexibilidad y capacidad de adaptación.
Cuidado con los problemas de alergia
Cuando las reacciones alérgicas o, incluso, el asma aparecen a la hora de dormir es muy difícil que se pueda conciliar un sueño reparador. Una de las causas más comunes a las alergias suelen ser los ácaros, que provocan molestas reacciones en forma de estornudos, picores o sibiliancias. En estos casos, el colchón que menos se recomienda es el de muelles, ya que en su núcleo de resortes suele acumularse una gran cantidad de polvo o incluso moho por la acumulación de la humedad y el sudor del cuerpo. Por su parte, los colchones de espuma o de látex sí que son una opción recomendable en el caso de personas alérgicas. Esto se debe a que no tienen una cavidad hueca que pueda funcionar a modo de incubadora, como ocurre en el caso de los modelos de muelles.
¿Cada cuánto tiempo es recomendable cambiar el colchón
Expertos señalan que en España hay una tendencia muy elevada a la hora de alargar demasiado la vida de un colchón, lo que puede perjudicar gravemente el descanso y la salud. Lo más recomendable es cambiarlo cada 8 o 10 años, dependiendo del material con el que está fabricado. Y es que, normalmente, cuanto más caro es el colchón mayor es su calidad, lo que alarga su vida útil. Sin embargo, hay una serie de señales que no se pueden ignorar y que son señales inequívocas de que es hora de buscar otro colchón:
- Si te levantas cansado o cansada y con la sensación de no haber descansado bien a pesar de haber dormido.
- Si notas que el colchón está hundido o tiene bultos: lo que puede provocar dolores de espalda y articulares.
- Si notas que tienes picores, estornudos u ojos llorosos justo cuando te tumbas en la cama.